Neurofelicidad:

La mayoría de personas cree que la felicidad es el resultado del éxito, la acumulación de riquezas, salud, buenas relaciones interpersonales, presión social, logros, etc. Sin embargo, no es así, el éxito, la riqueza, la buena salud, las relaciones enriquecedoras son consecuencia de la felicidad, más no, su causa; por eso puedes encontrar personas muy exitosas en unos escenarios de la vida pero en otros inmensamente infelices.

En la psicología y la psiquiatría moderna se motiva a tener unos hábitos que están relacionados unos con los otros para generar un estado de felicidad más completo. 

La felicidad es estar en paz, estar despierto y alerta, ser intrépido, no tener conflictos con falsas ilusiones, ser resiliente, ser independiente y no estar sujeto a influencias externas. 

Cuando esto se logra, se puede decir realmente que se experimenta estados de felicidad. Es posible que la persona tenga en su inconsciente 4 programas muy fuertes resultado de actividades mentales, emocionales, cognitivas y cognoscitivas; aprender, y disfrutar cada cosa y elemento que la misma vida le brinda, pero también aprender a decir no y descolocar el interés de experiencias que son poco agradables para él o para ella; aprender a aceptar las experiencias como son, sin disfrazarlas. 

Neurofelicidad: Expansión y expresión de la vida

La mayoría de personas que experimentan estados de felicidad también aprenden no sólo a aceptar sino a transformar los diferentes escenarios que la vida le propone. De tal manera que si se dice cuál es la principal característica de una persona feliz es que tiene la capacidad de transformar las situaciones aún más negativas y críticas en grandes aprendizajes; por eso la influencia sanadora de la felicidad viaja intensamente no sólo por las personas sino a través de ellas, logrando una inspiración para sus diferentes núcleos relacionales. Se puede decir que en este momento sería el mejor antídoto o vacuna para fortalecer el sistema inmune.